lunes, 12 de marzo de 2007

Raptar una sonrisa

Como hoy ha quedado un poco soso y por aquello de los muchos universos que podrían derivar del antojadizo gato de Schrödinger, rompo (a fin de cuentas, estamos casi en familia) el atardecer y os dejo, anochecido ya, un soneto galante de los que quizá se pierdan entre tanta indeterminación cuántica.


Me dediqué, al cruzar, una sonrisa
que no era para mí, que no me estaba
permitido ganar, que circulaba
al azar por tus labios, indecisa.

Apareció preciosa e imprecisa,
dominante real, virtual esclava.
La secuestré por ser quien secuestraba
la conclusión de mi alma en su premisa.

Y no era para mí, a qué engañarse,
pero la guardo y miento su destino,
y oculto su intención; y me confundo

de no ser yo quien más quiso soñarse:
otro yo que anduviera otro camino
que otro atravesara en otro mundo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿No sería mejor "que otra tú"? En cualquier caso, espléndido. Gracias.

Antonio Azuaga dijo...

Gracias a ti. Me preocupa lo del "otro tú", "otra tú". Me he dejado arrastrar por su condicón masculina de pronombre y por lo de Salinas "...tu mejor tú, 'ese' que tú ignoras, etc." ¿Resulto "ambiguo"? ¡Por Dios, no!

Anónimo dijo...

Perfecto todo el soneto, pero esos dos últimos versos, realmente conmovedores. Son cosas que sólo pueden decirse desde la poesía.