miércoles, 28 de marzo de 2007

Almas y agujeros negros

Puede que su número sea inconmensurable, superior incluso al de estrellas visibles. Enormes unos, insignificantes otros: negras gargantas, depredadores ávidos de mundos luminosos que jamás podremos ver aunque seamos capaces de rastrear sus señales. Son agujeros en la piel del espacio que llevan a la nada según unos; o estaciones de metro, según otros, que nos permiten desayunar en casa y almorzar en Andrómeda un día cualquiera. Dicen los que de esto saben que son parto de muerte de estrellas grandiosas, soles de masa 1,4 veces superior al nuestro, reventones de supernovas en cuyas nebulosas nacen nuevos astros. Pero, para mí, son el tanático instinto de la noche, la tentación del suicidio en un universo que parece odiarse o, tal vez, amarse tanto que aspira a recluirse en un dedal de densidad infinita.

También, lo apuntaba hace dos días, se producen en nosotros. No sé si por la edad (¡gravitación inmensa de los años!) o por una demencia repentina: el estallido de una supernova en el alma ante un suceso de masa 1,4 veces superior a los sucesos por ella soportables. Lo cierto es que existen y que, cuando pasamos cerca de ellos, sentimos un tirón brutal en la garganta que se lleva palabras con ideas, sentimientos y lágrimas a su negro destino. Y todo queda allí, en inefable oscuridad, de donde nadie ni nada es capaz de arrancarlo. Caos íntimamente intratable, fondo abismal del silencio que nos anula vorazmente por más que, en una remota superficie nuestra, quede un halo radiante, un cerco luminoso, una vaga nebulosa.

Pero, ya lo dijo Zaratustra (o Nietzsche, que tanto da): “…es preciso llevar dentro de uno mismo un caos para poder poner en el mundo una estrella”.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Alma, noche, caos, agujeros negros... Todo eso, sin el orden y la intensidad que le das, podría se aún más caótico. Pero has encontrado la metáfora y la metáfora suele ser verdad.

Montserrat dijo...

De verdad que no sé si vale la pena tanto revuelo, Antonio.
"Tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas", ¿Para qué?
Cada cosa en su sitio, y las estrellas en el cielo, Nietzsche que diga lo que quiera, y la metáfora de Julio, no sé que pensar de ella...
No vaya a ser que te pase como a aquel: "que del mucho leer y del poco dormir, se le secó el cerebro"

Mi abuelo materno era astrónomo, puedes preguntarle a ver que opina de todo este berengenal.
Vive, creo, en la Luna, en un cráter que lleva su nombre. Nació en 1870. Es sobradamente inactual.

Para más información:
http://perso.wanadoo.es/movipra

P.S. El año que viene celebraremos el centenario de su observatorio en Vic.

Antonio Azuaga dijo...

Pues me parece extraordinario y maravilloso tu abuelo. He entrado en la dirección y entiendo que con él tienes otro motivo más para sentirte orgullosa. Le preguntaré siempre que pase por la Luna, lo que en mí es bastante frecuente.

Con todo, la “metáfora” era un juego literario de paralelismo cósmicos, entre el macrocosmos (el cosmos, en realidad) y el microcosmos (nosotros, en particular). Para la ciencia (la “singularidad matemática” que estalla en el Big Bang) y para la mitología, en el origen de este maravilloso orden del universo siempre hay que situar un momento de absoluto caos, un momento de negritud en que la gravitación lucha contra la explosión de todo. Y de ello surge la armonía. Quizá el artista repita el proceso, y ese caos interior que amenaza con la propia destrucción acaba haciendo saltar por los aires su obra, su maravillosa equilibrio. Por eso también era la cita de Nietzsche.

Gracias por todos los comentarios; siento si no contesto a todos porque ando un poco mal de tiempo.

Un saludo

Montserrat dijo...

Es un verdadero placer y un estímulo andar por estos blogs vuestros, me refiero a los de Rafa, Julio, y sobretodo este tuyo, dotado de una fuerza pedagógica evidente y de una personalidad magnética incuestionable.
Gracias por la aclaración, a vosotros con un guiño os basta, yo estoy algo oxidada...
Un imperativo categórico me induce por tanto, al reciclaje urgente de los conceptos que Xavier Rubert de Ventós nos explicó en su dia.
I tu, siempre generoso, estás poniéndome en bandeja de plata con tu amabilidad, esta posibilidad.

Gracias por todo, Antonio.

Antonio Azuaga dijo...

De verdad que no, Montse, que por aquí no hay tanta sabiduría. Pinceladas de ideas y poco más. Gracias por tu decisión de descubrir tanto.