domingo, 20 de mayo de 2007

El sueño de Juan de Tassis

Se ha puesto negra la tarde, negrísima y tormentosa, con luz de anochecer a punto, como si los relojes se hubiesen adelantado un par de horas y el día tuviese más prisa de la habitual. Aunque los relojes me parece que últimamente tienen siempre demasiada prisa, tanta que me fatiga su precipitación, me agota su vértigo. Me siento cansado, debe de ser por la tormenta. Otra vez sin muchas ganas de escribir. Me preocupa: toda pereza es terminal; nada de madre de vicios, sólo punto y final. Dejo, pues, para disfrazar el cansancio, un poema (bastante reciente, por cierto) que me gusta especialmente, no porque sea mío, sino porque luce en él un endecasílabo de Villamediana y me apropio además, aunque en sueños, de su rocambolesca muerte.

El sueño de Juan de Tassis

Es el más bello siglo de los siglos,
el más bello: valor, honor, palabra;
la espada o el amor… Es el más bello,

te dije al detenerme en un semáforo.

Y de pronto, cruzó Villamediana.
–…a ser morir, morir por esos ojos,
murmuró mientras dos hojas caían
sobre el capó del coche. No lo viste,
ni siquiera llegaste a darte cuenta
y eran tuyos los ojos de que hablaba.
Ni siquiera le oíste, ni siquiera.

Juan de Tassis besó esos dos milagros,
pensé cuando la luz se puso verde.

Por la noche soñé que recorría
callejones oscuros y desiertos
de un Madrid inviable entre latidos
metálicos de espadas y de espuelas;
soñé con soportales inquietantes
y citas misteriosas y traiciones;
soñé que en San Ginés un mercenario
me arrancaba la vida a cuchilladas;
soñé que vi tus ojos… Vi tus ojos.

Te juro que los vi mientras moría.

(febrero 2007)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico e inquietante.

Anónimo dijo...

Volver al diecisiete es como volver a los diecisiete. Mi enhorabuena. Es como una novela de Zayas, pero con más intensidad aún y más misterio.

Antonio Azuaga dijo...

Muchas gracias a ambos.

Anónimo dijo...

A ti, por darnos tanto bueno todas las noches.