lunes, 16 de abril de 2007

Primavera con humor (véanse comentarios: imprescindible)

No soy muy amante de la primavera. Entre mis muchas rarezas, debe contarse también la disidencia con la mayoría de los mortales en lo que a predilecciones estacionales se refiere. Desde mi más tierna infancia he preferido el otoño y el invierno frente a sus más aplaudidos adversarios. La primavera me ha parecido siempre un poco cursi; y el verano, descaradamente hortera. Tengo, sin embargo, la impresión de que mi hostilidad hacia ambas es de índole social antes que climática. Si sólo se dejase obrar a la naturaleza, quizá mi sentimiento no llegase a tanto; pero, para mi desgracia, hay que contar también con el animal urbano.

El animal urbano es más digerible mientras permanece en su casa; lo que, por razones obvias, ocurre con más frecuencia durante el otoño y el invierno (si bien es cierto que cada vez menos). Contrariamente, en cuanto se ventean los primeros aires primaverales, esta especie se lanza al mundo como una plaga de langostas de insaciable voracidad. Todo lo llenan, lo ensucian todo, todo lo trastornan con sus afeites, sus colorines, sus desechos, su capacidad de ruido. Parques, jardines y bosques empiezan a temblar. Pero también las ciudades, con los niños “de comunión”, por ejemplo, comiéndose un donuts de chocolate; con sus madres adornadas de floridos estampados y casi siempre bajo una pamela blanca; con sus padres, con sus tíos, con sus primos y con una señora indescriptible, igualmente estampada, amiga “de toda la vida”.

De la primavera de Madrid sólo se salvan dos cosas: la lluvia y la Feria del Libro; ambas, desgraciadamente, en franca decadencia; aquélla porque cada vez es más infrecuente (aunque este año se está portando), ésta porque empieza a tener un tufillo a “famoseo”, pestilente sin duda, lo que la convierte en un mercado de firmas con que posteriormente se presume de modo incomprensible.

En fin, que tampoco en esto hay quien me aguante.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Antonio, yo condenaría esas dos que dices y salvaría una tercera: (con rima y en endecasílabo) las chicas de Madrid en primavera.

Antonio Azuaga dijo...

Olvido imperdonable, olvido extraño;
decís lo que yo, necio, no dijera:
"las chicas de Madrid en primavera..."
y todas las mujeres todo el año.

Anónimo dijo...

Iba a seguir con otro cuarteto, para ver si al soneto te animabas, pero temo que, por las rimas que me vienen, el tal soneto, de excelente comienzo, terminaría en la cochambre.

Anónimo dijo...

Amigo, las de hogaño y las de antaño,
las de aquí, las de allá, de dondequiera
que sean o hayan sido, no hay manera
de no rendirse uno a bien tamaño.

(Termina)

Anónimo dijo...

Dolores, Laura, Beatriz y Helena,
todas las que regresan del olvido,
Leonor, Isabel y Macarena.

Paloma, Inés, Pilar, la reina Dido,
Carmen de España, Cintia, Magdalena,
las chicas que serán y las que han sido.

Antonio Azuaga dijo...

Perfectos, hermosísimos tercetos. Esto me ha hecho recordar las servilletas de papel de... ¡tantos bares!

Anónimo dijo...

Pues si me llegas a dejar solo en el segundo cuarteto, nada de nada.

Máster en nubes dijo...

Me he reído mucho, Antonio, con tus "rarezas".

A mí antes tampoco me gustaba la primavera. Como a ti, el verano me sigue pareciendo una horterada, huyo casi de cualquier sitio con más de 4 personas.

Pero con la edad, me ha acabado por gustar la primavera, qué le vamos a hacer.

Respecto a los comentarios impresindibles ... ¿pusiste esto como título original? ¡mira que eres!.

Y más.

Ya me imaginaba que, a pesar de algunos escritos taciturnos, otros melancólicos, todos pensantes, profundos e interesantes y algunos francamente esperanzadores (y sólo voy por abril 2007, lo que me queda), pues que no eras un percebe.

O sea, que te gustan las mujeres.

Mira tú que en esto no voy a estar de acuerdo en cambio. Desde pequeñita a mí me gustan los hombres.

Tienes mirada, Antonio, tienes una mirada sobre el mundo que no sé calificar que me encanta, que encandila. No es la mía, vaya por delante, pero es una mirada de una profundidad rara, por poco usual.

Gracias.

Y me sigo riendo con la primavera. Mira que eres ... seta. Pero encantador (de serpientes)

Un beso.

Aurora

Antonio Azuaga dijo...

Muchas gracias otra vez, Aurora.

Lo del "percebe" me ha llegado al alma. ¿Percebe yo? Dime la entrada, o entradas, que dan lugar al "confusionismo" y las borro enseguida. Estoy felizmente rodeado de mujeres por todas partes, excepto por una que me uno al ordenador. Como una península y su continente, vamos. Así que, de percebe nada. En todo caso, bonobo macho y algo torpón en habilidades humanamente sociales.

Lo dicho, y un beso.

Máster en nubes dijo...

Oye, qué difícil es esto de internet que me he explicado fatal.

Perdóname, por Dios.

A ver, quería decir precisamente (pensaba que estaba claro al escirbirlo) que precisamente, a tenor de tus escritos ya sabía (se nota, se ve) que NO eras un percebe, o sea que los comentarios sobre las mujeres no me han dado información suplementaria, distinta a la intuida, leída...sobre su persona de Vd.

O sea que ya notaba que eras normal en ese sentido, quiero decir, a pesar de lo excepcional de tu mirada y tal que te he dicho. Joé, anda que ya te lo he dicho 2 veces, ya está.

Pero como tío, normal, o sea, que te gustan las mujeres aunque sólo te gusten 2 estaciones, eso es menos normal. Pero está bien.

bueno, mira, voy a dejarlo que me lío más...

Mañana me toca mayo 2007, a ver qué has dicho en mayo. Mal mes, ¿eh? demasiado buen tiempo ya, demasiadas flores. Enero, un enero como éste es lo que creo que te gusta. Debes de estar encantado: frío, lluvia, nieve, elementos en contra.

Hala, otro beso. Y van 2.

Antonio Azuaga dijo...

Jajaja... Que no, mujer; que era broma, te había entendido perfectamente... Además, tampoco soy un bonobo.