miércoles, 25 de abril de 2007

Adiós

Lo del colapso de ayer debió de ser premonitorio. Yo lo decía en otro sentido, pero… ¡qué más da! El caso es que, si uno está cansado de uno, uno está más que harto de los “elementos”, como Felipe II, tan querido por mí como execrado por casi todos los demás (no podía ser de otra manera). La avería que tuve en la línea adsl el 13 del corriente (padecí otra igual unos veinte días antes) pareció resolverse una semana después. ¡Hoy ha vuelto a ocurrir! Publicar con el módem y con los 56 Kb, que “en teoría” me habilitan para la emergencia, es algo parecido a prender el vuelo de una mosca con la punta de una espada. A mis años, aunque fui medianamente hábil en su uso, resulta agotador.

Volveré a la santa poesía, tan de mí mismo que no necesita entonar ningún mea culpa porque, a fin de cuentas, sólo me la leo yo. Espero recuperar la bendita ligereza (tal vez sin la debida calidad, aunque esto ya no importa) que me vino “del cielo” en enero y febrero pasados.

Gracias, amigos, por vuestra extraordinaria paciencia y compañía. Al principio creí que iba a ser capaz de otra cosa, pero… ¡demasiadas vueltas sobre uno mismo! Dejémoslo.

El día menos pensado a lo mejor hasta nos vemos. Si alguna vez decidiera retomar esto, os enviaré un correo con este impactante mensaje: “He vuelto” (una sonrisa, por favor).

Un abrazo grande para vosotros y un beso enorme para vosotras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta cuando tu quieras Antonio (hasta siempre me parece cursi). El veinticuatro no quería prescindir de tus reflexiones, ahora me parece bien; eres dueño de ellas. Han sido unos meses cojonudos y si ahora vuelves a la poesía pues... ¡Feliz viaje!

Anónimo dijo...

¡Hay que seguir al pie del cañón, Antonio! ¿Qué es eso de dejar los combates a medias y más cuando son con uno mismo?