sábado, 7 de abril de 2007

Ausencias en el alma

Sucede de repente. Un día –un día triste– caemos en la cuenta de que la cifra de nuestros muertos ha crecido de modo alarmante. Por lo común, solemos haber pasado en ese punto la frontera de los cincuenta. De pronto, nos percatamos de que el tiempo, nuestro tiempo, ese precario ser que hemos podido atesorar con indecible esfuerzo, está escoltado por una multitud amada y silenciosa de ausencias que descubrimos con dolor en la memoria. En esa multitud se guardan los relojes, ya inmóviles, que alguna vez marcaron los días del cariño, las horas de la risa, los momentos de la esperanza. Con esa multitud yace lo único que verdaderamente somos, la única esencia consistente de eso que llamamos biografía.

En cierto sentido es contradictorio, pero la "materia" de que está hecha nuestra vida es la incontestable evidencia de nuestros muertos. Tal vez por eso con los años descubrimos que cada vez tenemos más cosas de que hablar y menos interlocutores con quienes hablarlas. Justo al revés que en la juventud, en que la aparición de personajes supera a la de asuntos; o si no, a la intensidad de los asuntos. Nuestro vivir con aquéllos, desarrolla el sentido de éstos. Por eso la vida es palabra con los otros, pero con unos “otros” a los que nos acercamos como a un “tú”; no, según ya dije días atrás, como a un “muchos” amorfo e impersonal.

La vida para el hombre es lenguaje entusiasmado con quienes nos hacen; y la muerte, el silencio con uno mismo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En el mensaje anterior debería aparecer mi nombre. Perdón por la torpeza.

Antonio Azuaga dijo...

No hay nada que perdonar (menos a ti), pero... ¡no encuentro el "mensaje anterior"!.

Anónimo dijo...

Hablando de torpezas: entre "menos" y "a ti" falta una coma para evitar decir lo contrario de lo que se pretende, claro está.

Anónimo dijo...

El "mensaje anterior" (vaya usted a saber dónde habrá ido a parar, pensemos "sólo" en otra torpeza mía) decía más o menos: A pesar de tanta tristeza, y con tanta razón, feliz cumpleaños y muchos besos.

Antonio Azuaga dijo...

Muchas gracias, Amalia. Y a ver si soy capaz de colgar un día de estos tanta “oscuridad” y escribo un apunte que os haga reír a todos; porque, a pesar de todo, yo también tengo algo de “buen humor” ¿no?