miércoles, 23 de enero de 2008

Soleares a una sonrisa

Como desagravio a esa barbarie “viril” (?) que ensucia los titulares de los periódicos.

A la sonrisa de las mujeres, que siempre nos dan la vida


Cada vez que te sonríes,
mira tú lo que me pasa:
se me va la gana triste

que es la gana de no hacer
las cosas como Dios manda
ni de quererme querer.

Corona tu risa al día
para que no se me enrede
la voz de melancolías.

Y me dejo de pensar
pesaroso, taciturno
mostrenco, calamidad.

Ocurre el cielo de pronto:
tú sonríes y yo cruzo
como un vencejo tus ojos.

Y algaradas de pestañas
sobre las dunas del día
me regalan tu mirada.

Yo no quiero que anochezca
esa sonrisa que pone
a la tristeza entre rejas.

Ni quiero que pase nunca
que me mires seriamente
como la pena a su culpa.

No dejes que las fronteras
de esa alegría se cierren
por la culpa de mis penas.

Que si sonríes, se mueren,
se secan de puro tontas
por tanto rumiar ayeres.

Pongamos que entre tú y yo
hubiera sido posible
lo que nunca sucedió.

Pues tanto da que no fuera:
si te veo sonreír,
es como si sucediera.

Hay que ver lo que me pasa:
¡sólo porque te sonrías
me dan de vivir las ganas!

(enero 2008)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Olé!

Antonio Azuaga dijo...

Gracias, Julete.

Anónimo dijo...

!qué bonito, Antonio! Me encanta la frescura que aparece hoy en la pantalla negra y verdaderamente es para sonreir.

Antonio Azuaga dijo...

Gracias, Inma. Me alegra apartarme un poco de tanta "oscuridad".