sábado, 24 de noviembre de 2007

Sin ganas...

Sin ganas de ciudad. Sin ganas de gente. Ni de salir ni de entrar. Sin ganas de palabras… Ni de mirar por la ventana a ver si llueve de nuevo; o llueve por fin o ya no lloverá nunca… Sin ganas de contar las hojas que han caído los últimos días… Ni de hablar de nada ni con nadie; ni conmigo siquiera… Sin ganas de inventarme memorias no posibles o de disimular la estupidez propia… Sin ganas de remover los fondos de agua turbia en el alma…

Sólo con ganas de echar el cierre. Sólo con eso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con permiso, y con un poco de apuro, que se notaq que tienes ganas de perder al mundo de vista, pero en fin... no eches el cierre, hombre, por favor, no nos dejes colgaos.

Antonio Azuaga dijo...

Gracias por tu aliento. Como verás no he llegado (¡aún!) a echarlo del todo; lo he dejado a media altura, como antiguamente hacían en las tiendas de ultramarinos a última hora, que dejaban un resquicio por si a algún despistado se le había olvidado el membrillo, o la mortadela, o el cuarto y mitad de cualquier cosa.