jueves, 22 de noviembre de 2007

El corazón perezoso

Esta mañana se me ha dormido el corazón. Mea culpa, reconozco que suena a cursilería se mire por donde se mire, que tiene un tufillo a epistolario romanticoide que no hay por dónde cogerlo. Sin embargo está dicho desde la funcionalidad más rigurosamente enunciativa del lenguaje. Quiero decir que he tenido una sensación similar a cuando se te duerme una mano, o un pie, o un carrillo después de una sesión en el dentista. Incluso lo he comentado en mi humana circunstancia, que, por cierto, no me ha hecho mucho caso. Uno que, aprovechando la extravagante enunciación de su molestia, pensaba explotar el capital del mimo y atención ajenos, lo más que ha recibido han sido algunas orientaciones técnicas sobre la conveniencia o no de hacerse un electro, amén de un par de sonrisas de moderada incredulidad. ¡Tenga usted amigos para esto!

Debo ser más cuidadoso en la selección de padecimientos que acompañan a esta bomba impulsora de tan metafóricas posibilidades. La verdad es que, prescindiendo de la cursilada, lo último que querría es que se me durmiera el corazón. Pase que se harte de ese quehacer no remunerado de llevar cincuenta y siete años enviando suministros al cuerpo que me aguanta. Pase que un día me diga: “muchacho (a veces se me pone sarcástico), hasta aquí hemos llegado: o revisamos el convenio y dejas el tabaco y el bourbon, o este servidor se pone en huelga indefinida”. Pase que un día me cante, con cínica perversidad, aquello de “Adíós con el corazón / que con el alma no puedo…” Pero que se duerma, no; que se guarde mis sueños, no; que me ponga de pie cada día sin los cuatro entusiasmos que me quedan, no… ¡Hasta ahí podríamos llegar!

Así que, amigo mío, de dormirse nada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que claro, Antonio! Espetar de pronto ¡se me ha dormido el corazón!, pues nos ha dejado, cuanto menos, una percepción de lenguaje poético, de suspiro doloroso ante los acontecimientos de los últimos días. Pero lo que tú no sabes es lo que tu humana circunstancia ha comentado en la ausencia de tu presencia.
Y anda ...¡ Dile a tu corazón que no es hora de siesta!

Antonio Azuaga dijo...

¡Ja, ja, ja! Inma, lo de que la humana circunstancia "no me ha hecho mucho caso" es un broma literaria.

Respecto al corazón, no hay problema: le he ordenado un servicio de permanente "imaginaria".

Besos

Anónimo dijo...

Sería sólo una cabezadita, ¿no?

Antonio Azuaga dijo...

Desde luego, un poco de muermo. ¡Poca cosa!