La ciencia, para sobrevivir;
el amor, para permanecer;
la poesía, para no morir;
la ficción, para distraer;
las noches, para despertar;
la filosofía, para crecer;
el arte, para soñar;
la moral, para vencer
la pereza de existir…
Y Dios –perdón por la divergencia–
tan sólo... para vivir.
6 comentarios:
Sin duda, toda una plegaria, con su música de credo y -perdón por el escepticismo- su inmensa confianza en lo improbable...
Hermoso.
"Las noches, para despertar..." Ahí está el no sé qué. Enhorabuena.
Desde luego es “improbable”, porque ni es ni quiere ser “probado”: las “pruebas” sirven para la “supervivencia”, quiero decir, la ciencia. Mi fe en las “comprobaciones” es tan relativa, o tan absoluta, como mi fe en los ángeles. Me moriré con pronóstico de las primeras y consuelo de los segundos; pero, entre el pronóstico y el consuelo, sin duda, elevaré el consuelo. No servirá para nada, pero... ¡Dios Santo, cuánto ayuda!
Siempre, gracias.
...que queda balbuciendo.
Tú lo has dicho, Julio: un no sé qué que no sé, pero me excede y creo: si sólo lo supiera, dejaría de ser excesivo y me cabría en la cabeza. Entonces, no merecería la pena.
Gracias.
No hay ninguna divergencia, Antonio, ésa es la cosa.
Qué alegría recuperar tu fabla y estas façañas de gran maravilla.
Muchísimas gracias,Pasabaxaquí, aunque, realmente, no se trate de "façañas de gran maravilla".
Y soy yo quien se alegra de que sigas pasando por aquí. Voy a ver si soy capaz de llegar a mi particular "laberinto de fortuna".
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