miércoles, 6 de febrero de 2008

La pregunta de mayor enjundia filosófica

La pregunta de mayor enjundia filosófica no se formula en aulas universitarias ni en congresos especializados. La pregunta de mayor enjundia filosófica se hace a los niños desde una amplia y cariñosa sonrisa:

­–A ver, guapo: ¿tú qué quieres ser de mayor?

Querer y ser, la afirmación de uno mismo enfrentada a la más neta metafísica por la curiosidad amorosa (filo-sofía en estado puro) del preguntante. ¡Voluntad y ontología llevadas a la praxis decisoria de un pre-púber...! Porque al púber ya no suele preguntársele eso; lo que al púber se le pregunta, desde una amable sonrisa, es algo más operativo y más cercano:

­–A ver, ¿qué piensas hacer cuando acabes la E.S.O.?

La voluntad se ve desplazada por el pensar (verbo éste que, por otra parte, se halla en riesgo inminente de extinción) y el ser por el hacer. Podríamos decir que la filosofía se hace entonces existencial o, por lo menos, vitalista. Se abandona la idea de que el ser sea una consistencia perseguida por la autodeterminación, y se pretende la reflexión en el quehacer de la vida o la existencia propias.

Cuando el púber ya pisa contundente la adolescencia, sale los fines de semana hasta entrada la madrugada, fuma, bebe, rompe papeleras, pinta fachadas, repite 2º de E.S.O. y tiene pendientes todas las materias de 1º, la pregunta olvida sus pretensiones filosóficas y se vuelve “pregunta a secas" desde una artificial sonrisa:

– ¿Qué vas a hacer cuando cumplas los dieciséis…?

Porque, a esas alturas, ya se ha abandonado la idea de que el adolescente acabe la E.S.O.; fundamentalmente porque él ha dicho, hasta el aburrimiento, que no quiere estudiar, que lo que quiere es trabajar. Esta sorprendente resurrección del querer es ilusoria, sobre todo porque su predicado trabajar es, como diría un neopositivista, un término carente de sentido: el adolescente suele tener la confusa representación mental de que el trabajo consiste en visitar una ventanilla, vestido con un mono (de trabajo, claro), para que le paguen el dinero que tiene que gastarse el fin de semana...

¿Y qué es lo que suele ocurrir a continuación?... Simplemente, la pregunta de mayor enjundia filosófica acaba en una papelera, arrojada al suelo de una patada por un joven que quería trabajar… Después, se mea encima.

No consigo, ni en broma, salir de la tristeza.

2 comentarios:

samsa777 dijo...

En esto no te puedo ayudar, porque yo me siento como tú. De hecho, fui literalmente echado a patadas de la secundaria...

No puedo ayudarte, sería como uno de los ciegos de Brueghel...

Un abrazo.

Antonio Azuaga dijo...

No, Francisco, no: los ciegos son los “otros”, como las patadas, como todo lo demás… ¡Demasiada oscuridad “aquí dentro”! ¿Oscuridad o intención de oscuridad y premeditación del error? Me inclino por lo segundo.
Gracias por tu visita.