domingo, 15 de julio de 2007

Moral o psicología

Hay muchas razones por las que la Psicología actual no pasa de ser un cúmulo de falacias odiosas; pero, de todas ellas, la peor es su metodológica obsesión por convertir lo dispar en amorfia indiscernible del todo amorfo. La Psicología actual no es una ciencia, sino una oficina de reconversiones: si el siglo genera la víctima, ella la recompone en siglo; si falla la realidad y al hombre hace enfermo, viene ella y al hombre hace realidad; si falla el hombre, si el hombre es culpable, su culpa no es culpa, su culpa es una patología. Bastaría intensificar la moral para que tal psicología sobrara; pero la moral, dicen, está repleta de anacronismos y lastres innecesarios: la virtud se exhibe únicamente en tiendas de antigüedades. "Hagamos enfermos y luego curémoslos", tal es la consigna; lo demás son trasnochadas aspiraciones de puritanos poco recomendables.

“Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”, reclamaba Arquímedes; exigidle una virtud al hombre, veréis cambiar de rumbo a toda la humanidad.


(Consideraciones, 1997)

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