miércoles, 11 de julio de 2007

Generaciones y conflictos o las “discapacidades” de la libertad

El mal llamado conflicto generacional no es, ciertamente, un conflicto con otras generaciones; en realidad, el conflicto se produce con el legado, no asumido, de la generación de uno mismo. Lo que no soportamos es ver la encarnación del propio fracaso, la insustancial –si no irrisoria– presencia de las majaderías con que nos hicimos. Nosotros elegimos el modelo, nosotros abrillantamos el espejo en que no nos queremos ver. La culpa no la tienen nunca los que vienen detrás (ya la tendrán en su momento, cuando, recogida la herencia, la inviertan en credulidad, la acomoden a su circunstancia y la exhiban como riqueza ante quienes han de sucederlos), sino los que estuvimos antes; es tan histórica como la felicidad, que siempre disfrazamos de pasado, con la diferencia de que de ésta tenemos conciencia pretérita y sobre la culpa corremos un tupido velo: no aceptamos que el error más grave corresponde a quien lo dicta, no a quien después lo reproduce.

Curioso animal el hombre: siempre enemistado consigo mismo, siempre creyéndolo estar con los demás. Seguimos sin saber ser libres, seguimos siendo cojitrancos en la responsabilidad.

(Consideraciones, 1997)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que somos los únicos responsables de lo que damos y los únicos responsables de lo que recibimos. ¡Y no es paradoja!

Antonio Azuaga dijo...

Yo también lo creo y, por supuesto, no es ninguna paradoja. Únicamente hay que añadir que, cuando damos, somos doblemente responsables: primero porque elegimos dar, luego, por las consecuencias “prácticas” de lo que hemos dado. El que recibe sólo es responsable de hacer o no hacer lo que ha recibido. Conozco a muchos individuos jóvenes destruidos y destructores porque han heredado de “otras generaciones” una axiología caricaturizada. Si, frente al resto de los animales, pesa en nosotros más el aprendizaje que las cuatro indicaciones del instinto, ¿quién tiene mayor –sólo digo “mayor”– responsabilidad, la generación que enseña o la que aprende?

Anónimo dijo...

Planteado así, la que enseña. Pero eso jamás disculpa al que aprende. Somos responsables de nuestra vida, sin coartada posible.

Antonio Azuaga dijo...

Desde luego. No trato de disculpar a nadie, sino de situar al “sembrador de vientos” frente a sus lamentaciones por el daño de las “tempestades”, que también conozco a muchos. Lo que intento decir es que “cada palo aguante su vela”; y el mayor, la principal.