miércoles, 4 de julio de 2007

Amor y malquerer

(Hoy, al hilo de tu blog, amigo Julio, y sin llegar, por supuesto, al polvo de las botas de Figueroa, recojo de un febrero delirante estos… ¿versos?)


Me haces arrepentirme de mí mismo.

Amar es despreciar cuanto no trata
de sí o de su delirio, es ignorarse
en todo y desde todo, es arruinar
la comunión del alma con los otros;
saberse secuestrado y no querer
abandonar la condición del rapto;
dejarse no vivir o desvivirse
por un día ganar una mirada.

Me haces arrepentirme de advertir
el horror de los días y las horas
–las crónicas del hombre y sus espantos–
sin que pueda pensar en otra cosa
que no sean tus ojos o tu risa.

Me haces arrepentirme de creer
que sólo importa mi dolor, que todo
lo que no soy no es más que un espectáculo,
mera decoración humana, simple
escenario sombrío de la Historia.

Me haces arrepentirme y malquererme,
malentenderme, mal-justificarme;
me haces arquero de una presa única,
palabra para un único silencio,
locura, solipsismo consumado…

Y, sin embargo, no hay mayor grandeza
por tanto amar que malquererme tanto.

(febrero 2007)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es amor, quien lo probó lo sabe.

Antonio Azuaga dijo...

Por cierto, aunque no la puse, lleva la cita de Lope.