viernes, 6 de julio de 2007

Días de julio

Tengo malos recuerdos de estos días; mala memoria de allá, cuando era joven y se me murió un amigo el día en que el hombre pisaba la Luna. Puede que por eso haya puesto a este mes de cara a la pared y quiera siempre que se pase muy deprisa. Se me hace antipático su rigor, se me hace insufrible su crueldad.

Pero no es sólo el alma la que en julio se queja, es todo lo demás. Es el ojo y es la piel, es la vista del cielo y el roce de la tarde: cálido, asfixiante, seco, amarilleando planicies que pesan en la mirada, decolorando azules que apesadumbran el horizonte. Nada más triste que esos días tórridos de grises diluidos, esos días en que la temperatura se hace casi grávida y el cielo uniformemente pálido y vulgar, esos días de calima y bochorno, de hipérbole de estío, de naturaleza petrificada; esos días en que las tres de la tarde suenan a chicharra enloquecida, oculta entre las ramas de todos los árboles. Tienen el fuego, el ardor, casi el fantasma de la Niña Chole, pero les falta el colorido. Son como una pasión que extralimita sus años, que revienta una edad que no le corresponde. Los amantes de Verona nos seducen por el color de su juventud; fuera de ésta, toda fogosidad es fatigosa, es agobiante, es antiestética.

Los días de julio arden. Los días de julio arrasan la belleza.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues, sí, disiento. ¡Pobre mes de julio! ¡Que digan de él esas injusticias y, para colmo, con una prosa estupenda!

Antonio Azuaga dijo...

Nuestras diferencias meteorológicas son irreconciliables, ¡qué le vamos a hacer!
Muchas gracias, canicular amigo.

Anónimo dijo...

Eres la mejor compañía para una espera en un hospital,tanto como un concierto del "cura pelirrojo" o de "mi viejo peluca", y casi tan refrescante,a pesar del negro,(que cómo sabes no es el color más fresco), y a pesar de la pequeñez de mi pantalla, con ésa contracorriente tuya con respecto a lo que la mayoría llama `buen tiempo´. ¡Qué bien!, ¡alguien que odia los 40 grados de Madrid y de media España en estío!. ¡Por fin alguien normal que reconoce la verdad: en verano no se puede disfrutar de un paseo si no es a partir de las 9 de la noche, no hay verde, ni flores, ni casi cantos de pájaros, porque los pájaros ni cantan con el calor. La gente está de peor humor, y todo da mucha más pereza.¿dónde las ventajas del `buen tiempo´? Un beso

Antonio Azuaga dijo...

Es muy de agradecer que alguien visite, aunque lo haga anónimamente, estos oscuros y olvidados atardeceres. Claro que equiparar la compañía de sus tartamudeos literarios con Bach o con Vivaldi, aunque pierda en calidad “refrescante”, reconozcamos que es un pelín excesivo.

De todas formas, muchas gracias por el indebido entusiasmo.

Y un beso, claro.