viernes, 13 de julio de 2007

Los otros días


No volverán jamás los otros días,
aquéllos que vivimos,
quiero decir, que no
llegamos a vivir; quiero decir,
robados una tarde a los vencejos
a fuerza de soñar sueños más altos.

No volverán… Y mira que hemos hecho
por darles acomodo en la memoria,
por dibujar su luz en nuestros ojos,
por fingir sus crepúsculos dorados.

Allí, donde teníamos la empresa
amable de poder ganarlo todo:
la verdad, el amor,
la gloria, el entusiasmo,
el sueño compartido y el alma repartida,
el triunfo inevitable y el verso inigualado.

No volverán… por mucho que las horas
presionen sus minutos
hasta exprimir la nada,
el zumo de esa nada
de que ahora bebemos, la certeza
implacable de haberlos olvidado.

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