viernes, 31 de agosto de 2007

Anestesia total


Desperté de morir y Dios tenía
una vez más razón: la muerte es poco
enemigo si sólo lo que toco
en nada vuelve, es pura nadería.

Peor, desvanecerse con el día
la esperanza, o no amar, o no estar loco
de tanto haber amado –Dios tampoco
me distrajo la luz que me tenía–.

Peor, la oscuridad, humanamente,
del alma que no quiso desvivirse
por despertar un sueño derrotado.

Desperté de morir y había gente,
y había un día que quería abrirse,
y había un Dios, mirándome, a mi lado.


(jun. 1999-sept. 2007)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por las fechas, parece que te ha llevado su tiempo; pero ha valido la pena: estupendo soneto, Antonio.

Antonio Azuaga dijo...

Gracias, Julio. El soneto, en realidad, es de junio del 99 y no sé qué pinta en la fecha ese "sept. 2007" que ayer ni siquiera había empezado. En fin, lo dejaré así como prueba de la existencia de los "agujeros de gusano". ¡Qué mal estoy, Dios mío!